X Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
SE HA VUELTO LOCO | Mc 3, 20-35
Jesús iba realizando signos conforme cumplía su ministerio. En determinado momento, al liberar a una persona sometida por un espíritu inmundo, se generó tal expectación y alboroto que no tenía oportunidad ni de comer junto a sus discípulos debido a la cantidad de gente que acudía a Él. Esto llegó a oídos de sus familiares y decidieron ir a buscarlo.
Pero es a partir de la liberación del poseso que algunos escribas (letrados), comienzan a difamarlo diciendo: “Tiene dentro a Belcebú y con el poder del Príncipe de los demonios expulsa a los demonios” (Mc 3, 22) La difamación es bastante común de parte de aquellos que se resienten al ver que otro ha logrado hacer lo que ellos siempre quisieron (en este caso, entre otras cosas, la credibilidad y autoridad de Jesús), y al no poder alcanzarlo, acuden a la descalificación, a la argumentación falsa y a la mentira. Lo que dicen de Jesús responde a una interpretación rebuscada de las Escrituras y a su comprensión del mal y el demonio. Acusan a Jesús de hacerse pasar por bueno, ayudando a los enfermos y posesos a cambio de ganar la credibilidad de la gente para luego destruir la Casa de Israel, la fidelidad a la Ley. Ante tal acusación Jesús no se calla: Explica que los buenos frutos son signo de Dios, que Él es mas fuerte que Belcebú (Señor de la Morada Mala) y que si lo expulsa es porque ha venido a destruirlo. (Ellos no entienden que la liberación de los oprimidos por el mal es el cumplimiento de la voluntad de Dios, no el preservar la estructura religiosa de Israel). Pero luego dice algo muy serio, algo inusual en el estilo reconciliador y misericordioso de Jesús; habla de una blasfemia que no tiene perdón de Dios: ¡la Blasfemia contra el Espíritu Santo! Pero, ¿qué significa esto y por qué se refiere a ello Jesús ante tal acusación?
La blasfemia es una expresión injuriosa contra Dios o las cosas sagradas. A Jesús definitivamente lo han insultado, pero lo grave para Jesús es que esas personas están predisponiendo a otros contra la acción del Espíritu Santo al difamarlo a Él. Lo triste es que esa blasfemia la siguen pronunciado muchos creyentes hoy. El Espíritu Santo sigue actuando por medio de muchos hermanos nuestros, dentro y fuera de la Iglesia, pero hay quienes se empeñan en difamar y en desacreditar, diciendo que nada bueno puede venir de tal hermano o hermana debido a su procedencia, a su mala formación, a sus convicciones religiosas, etc. Es importante tener claro que el Espíritu obra con quien quiere y como quiere, como el viento, nadie sabe de dónde viene ni a dónde va (Jn 3,8)… el Espíritu es Dios (Jn 4,24). Negar la acción de Dios, es negar a Dios mismo, eso no tiene perdón, o dicho de otro modo, es gracia dada, pero no recibida a causa de la resistencia a su acción. El Señor, en su misericordia infinita, se sigue dando amorosamente, pero Él no entra donde no le abren. Quienes provocan la resistencia a la acción de la gracia blasfeman contra el Espíritu Santo y ante esa actitud Dios no se impone.
Te invito a pensar en Jesús, quien después de haber lidiado con un exorcismo y soportar los insultos de los escribas, se encuentra cansado y hambriento porque no le daban oportunidad de comer, pero eso lo le impide proclamar la Buena Noticia. Te invito a considerar la tristeza que pudo causarle el saber que sus parientes se lo querían llevar porque no comprendían el alcance de su misión, porque quizás desconfiaban de su obrar o porque pensaban que estaba asumiendo demasiados riesgos y lo tenían por loco cuando llegaron a buscarlo… En medio de tanta gente, Jesús probablemente siente el peso emocional del rechazo de algunos, pero siendo obediente al Padre lo oímos decir: “Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”. (Mc 3,35) Jesús ha dejado en claro que nada, ni siquiera la familia, puede estar por encima del reino de Dios y nos muestra una nueva familia, la familia de sus seguidores, la familia de Dios. Si sientes que el Señor te ha llamado a formar parte de su familia, es momento de detenerse a pensar en ello y de agradecer, Si no, puedes pedírselo.. “Señor enséñame a escuchar tu Palabra y a ponerla en práctica para ser verdadero hermano/a tuyo”.
Pidámosle al Señor que, animados por su testimonio, nos mueva anunciar su Palabra incansablemente y a tener el valor para optar por la causa de los necesitados antes de buscar el refugio en la aprobación o el apoyo de nuestros parientes y amigos. Que sepamos responder a las calumnias y difamaciones con la verdad de nuestras buenas obras para así parecernos, cada día, un poco más Él.
SE HA VUELTO LOCO
Música y letra: Javier Brú
Después de expulsar a un demonio,
letrados dicen de Jesús:
“Éste puede echar los demonios
pues dentro lleva a Belzebú”.
Pero Él respondía: “¿No lo pueden ver?
reino dividido no tarda en caer.
Si contra sí mismo luchara Satán,
si está dividido, a su fin llegará.
No hay quien pueda saquear en la casa
de un hombre muy fuerte si éste habita allí
pero en cambio, si alguno le ata, lo dominará
para con sus cosas poderse marchar.
Los pecados Dios perdonará,
pero hay uno que nunca podrá
quien resiste aceptar a su Espíritu obrar
es blasfemia que Dios nunca perdonará”.
“Se ha vuelto loco”
Decían los parientes del Señor.
“Se ha vuelto loco
No puede ni comer ¿habrá perdido la razón?
Loco…” porque no comprendían su misión.
Llegaron después sus parientes
y les preocupaba su obrar
quedándose afuera esperando
con alguien le hicieron llamar.
Pero Él respondía: “¿Quiénes pueden ser
mi madre y hermanos?” -Y vio en torno a él-
“Serán mis parientes los que han escuchar
y busquen de Dios cumplir su voluntad”.
Y les dijo: “Bienaventurados
los que oyen y guardan en su corazón
la Palabra que Dios les ha dado por su salvación
pues serán llamados los hijos de Dios.
Ni la carne o la sangre darán
lo que solo el Espíritu da.
Mi familia será la quiera sembrar
la semilla del reino que vine anunciar”.